Existe hoy un llamado a la acción urgente para abordar los riesgos implícitos en el uso de la inteligencia artificial frente a la privacidad y la ética. En el contexto educativo, estos riesgos son igualmente relevantes y deben ser considerados para garantizar que los datos de los estudiantes y maestros se manejen de manera responsable.
Uno de los principales riesgos de la IA en la educación es el riesgo ético del sesgo algorítmico, que puede llevar a decisiones injustas o discriminatorias basadas en datos. Por ejemplo, si los algoritmos utilizados para seleccionar a los estudiantes para un programa de estudio tienen en cuenta características personales no relacionadas con las habilidades y competencias necesarias para ese programa, podrían estar discriminando a ciertos grupos de estudiantes. También es posible que los algoritmos empleados para evaluar a los estudiantes no consideren ciertos aspectos culturales o sociales, lo que resultaría en decisiones injustas o incluso perjudicar a ciertos grupos.
Además, hay preocupaciones sobre la privacidad de los datos de los estudiantes y maestros, ya que la IA requiere grandes cantidades de datos para ser efectiva, y esto incluye la necesidad de obtener datos personales, de comportamiento, de sus hábitos de estudio, sus preferencias de aprendizaje y de rendimiento para parametrizar y caracterizar. Si estos datos no se manejan adecuadamente, podrían ser robados o compartidos con terceros sin el consentimiento de los estudiantes o maestros, lo que podría tener consecuencias graves y duraderas para su privacidad y seguridad.
Otro desafío ético es la transparencia y la explicabilidad de los algoritmos. Es importante que los estudiantes, los educadores y los padres comprendan cómo funcionan los algoritmos utilizados en la educación y cómo se toman las decisiones basadas en ellos. Esto es importante para evitar que los estudiantes sean perjudicados o para que no se sientan injustamente tratados. Por lo que es necesario que los educadores y responsables de las políticas educativas trabajen juntos para garantizar que los datos de los estudiantes y maestros se manejen de manera responsable y se respete su privacidad.
Además, es imperativo que los gobiernos, sistemas educativos y escuelas promuevan la formación y el desarrollo de habilidades en ética y privacidad para los educadores y estudiantes.
Los padres de familia son una pieza clave en este escenario y tienen derecho a saber qué información se está recopilando sobre sus hijos y sobre ellos como familia. Los padres y estudiantes tienen derecho a conocer cómo se está utilizando la información para mejorar el aprendizaje de los estudiantes, por lo que es crucial que se proteja la información personal y que esta recopilación cuente con el consentimiento de los padres o tutores, verificando que solo se comparta con terceros con fines legítimos y bien definidos.
Además, es importante que los desarrolladores de tecnología trabajen para garantizar que los algoritmos utilizados en la educación sean imparciales y justos, y se haga un seguimiento constante de su uso para identificar cualquier sesgo o problema potencial, ya que, aunque hoy en día nos sorprenden los avances en tecnología y a más de uno nos parece un excelente apoyo y soporte, la realidad también es qué, las herramientas basadas en la IA no son perfectas y, además su información, sus capacidades y parametrizaciones son entrenadas por un ser humano, por lo que siempre existe un riesgo implícito en la manipulación de la información. Por tanto es importante asegurarnos que el uso e implementación de estas herramientas se hace de manera ética y responsable.
El uso de la IA en la educación presenta tanto oportunidades como riesgos para la privacidad de los estudiantes y maestros. Es importante abordar estos riesgos de manera proactiva y trabajar para garantizar que los datos se manejen de manera responsable y se respete la privacidad de los estudiantes y maestros. Esa es la vía adecuada para que podamos aprovechar plenamente los beneficios de la IA en la educación sin poner en riesgo la privacidad y seguridad de las personas involucradas.
Recordemos que la educación es una de las herramientas más poderosas para cambiar el mundo, pero debemos asegurarnos de que la tecnología que utilizamos para mejorarla no cause daño. Si no se abordan los desafíos éticos y de privacidad en la educación impulsada por la IA, corremos el riesgo de perpetuar desigualdades y discriminaciones. Por eso, es fundamental que todos, desde los desarrolladores de tecnología hasta los educadores, gobiernos, líderes educativos y los padres, trabajemos juntos para garantizar un futuro educativo justo y equitativo para todos los estudiantes. ¡No podemos permitirnos fallar en esto!