La innovación y las IAs: ¿El fin de la educación conocida? Un fenómeno psicológico y cultural de la transformación educativa
Haciendo alusión a la metáfora de Ludwig Wittgenstein, quien comparaba una escalera de mano con el alcance de las metas, debido a que esta escalera nos permite subir de un nivel a otro superior. Sin embargo, una vez arriba, la escalera se vuelve inútil, ya que ha cumplido su función y ha perdido cualquier utilidad, convirtiéndose a veces en un obstáculo para alcanzar niveles aún más altos.
Esta metáfora se asemeja de alguna manera a la situación actual de nuestros sistemas educativos en relación con las innovaciones. En un mundo cada vez más volátil, el constante cambio nos obliga a replantear continuamente la educación. Pero estas innovaciones que surgen día a día y desplazan constantemente a otras innovaciones dejan a maestros y alumnos en una confusión permanente. Apenas hemos comprendido los conceptos básicos de cómo implementar una nueva metodología o estrategia en el aula, cuando ya aparecen varias más que debemos conocer para implementar.
A este proceso de sustitución lo llamo "una solución de continuidad", donde nuevas ideas y metodologías pedagógicas se aplican de manera recurrente y constante como respuesta a las insuficiencias de los modelos ahora denominados "clásicos o tradicionales" en la enseñanza y el aprendizaje. Sin embargo, si la innovación se justifica por sí misma como una respuesta novedosa a una necesidad actual, ¿qué sucede en términos de su comprensión pedagógica?
Por un lado, la mayoría de los sistemas educativos reconocen ahora la diversidad del aula y las diferencias en el aprendizaje que involucran las necesidades específicas de cada alumno y la influencia de su entorno. Es común observar en la actualidad cada vez más adaptaciones curriculares que consideran la personalización y la diferenciación, estableciendo parámetros de inclusión como respuesta a la diversidad en el aula.
La necesidad de innovar en la educación ha llegado a tal punto que constantemente nos hemos dedicado a desechar escaleras, con la connotación de que cada vez son más inservibles, ya que el objetivo final de una educación revolucionaria, transformadora, generativa y del futuro se mantiene inalcanzable.
Por esta razón, dentro del sistema educativo, las innovaciones que van apareciendo se asemejan de alguna forma a remedios temporales o a una escalera de mano que sirve para una crisis determinada de necesidad o expectativa del momento, pero cuyo requisito expira según la moda o tendencia que sigue. Por lo tanto, debemos considerar la educación como un proceso en constante cambio. Sin embargo, también ha sucedido que algunas veces las innovaciones no están concebidas como cambios metodológicos destinados a mejorar los resultados de los fines que persigue la escuela, sino como una forma general de cuestionar las funciones y la propia idea del sistema educativo de las organizaciones o las naciones. Es importante entender qué persigue la organización educativa o el sistema educativo y en qué se quiere transformar. La gran pregunta es: ¿Cuál es el impacto que esperan alcanzar en los estudiantes?
Ahora bien, con el "reciente" auge de la IA como mediadora o asistente de la educación para el futuro, los maestros, los líderes educativos, los padres de familia, los alumnos y el sistema educativo en general deben plantearse la siguiente reflexión: ¿Cómo atender la diversidad con un instrumento que, a pesar de su capacidad para generar o producir, desalienta de alguna forma la creatividad y el pensamiento? ¿Cómo podemos apoyar a los estudiantes para que sean excepcionales a partir del uso de una inteligencia artificial que cada vez más automatiza tareas y evita que desarrollemos capacidades creativas que requieren tiempo?
Estas IAs buscan "optimizar" el tiempo para evitar que se malgaste en el pensamiento creativo, la indagación y el aprendizaje a través de la exploración profunda. Entonces, ¿será este el fin de la educación tal como la conocemos?
El futuro de la educación es incierto, y el impacto de las IAs en el sistema educativo aún está en desarrollo. Es crucial que reflexionemos sobre cómo equilibrar el uso de la inteligencia artificial con el fomento de la creatividad y el pensamiento crítico en los estudiantes. La educación debe ir más allá de la mera optimización del tiempo y la automatización de tareas; debe cultivar las habilidades y capacidades que nos hacen humanos.
En última instancia, el fin de la educación conocida dependerá de cómo enfrentemos los desafíos y aprovechemos las oportunidades que las innovaciones, incluida la IA, nos presentan. Como dijo el filósofo John Dewey: "La educación no es la preparación para la vida; la educación es la vida misma". En este contexto, es fundamental que consideremos el papel de la educación en la formación de individuos autónomos, críticos y creativos que puedan adaptarse y contribuir activamente en un mundo en constante evolución.
Referencias:
Dewey, J. (1938). Experience and Education. New York: Simon and Schuster.
Wittgenstein, L. (1953). Philosophical Investigations. Oxford: Blackwell.